Marci vivió décadas antes de descubrir que tenía atrofia muscular espinal (AME), una rara enfermedad neuromuscular. Su médico la diagnosticó a los 51 años. Antes de eso, simplemente asumía que los desafíos físicos que enfrentaba eran una parte normal de la vida debido a torpeza, edad o una lesión previa.
"Había visto señales de debilidad, pero las ignoré o las atribuí a otra cosa", ella dice. "Una amiga mío notó que tenía dificultades para levantarme de las sillas y que subir escaleras me resultaba muy trabajoso. Pensé que se debía a cuando me rompí la pierna en mis treinta"
Debido a la preocupación de su amiga, Marci visitó a un cirujano ortopédico que la remitió a un neurólogo, el cual le diagnosticó AME.